domingo, 23 de octubre de 2016

La orientación de la perspectiva escolar.

La orientación de la perspectiva  escolar.

Presupuestos fundamentales
Desde una perspectiva generalista, este tipo de orientación se centra al maestro como principal protagonista y figura dinamizadora. El maestro genuino orientador y el curriculum escolar el intermediario entre la labor educativa y el sujeto de la orientación.
J.L Kelly (1914) y M Bloomfield (1915) en Rodríguez (1995), hablaban por primera vez el concepto de orientación educativa describir la ayuda que proporcionaba a los estudiantes que tenían problemas de acción escolar o de la elección ante diversas alternativas académicas.
Orientar y educar devinieran conceptos intercambiables al converger en un objetivo en común de guía del alumno en la vida a través de la institución.
Serie de principios presentes en la perspectiva educativa de la orientación que sería fundamentalmente
a) La relativa sinonimia entre orientación y educación.
b) La necesidad de contar, desde un principio, con las aportaciones de la teoría de las relaciones humanas y de la pedagogía y psicología diferenciales y evolutivas.
c) La simbiosis en las acciones y programas de instrucción y los objetivos de esta en los currículos escolares lo mismo de primaria que de secundaria.
d) La falta de creencia en la oportunidad de un profesional altamente especializado, colocado el acento en la labor del profesor o del tutor como más indicado para informar al alumno (I. Gordon,1956 en Rodríguez 1995)  acerca de sí mismo y de su comunidad, para ayudarle a organizar sus experiencias vitales, sus sentimientos de aceptación de sus relaciones interpersonales.
Modelos más representativos de esta perspectiva.
-La orientación dentro del sistema escolar.
Deliberadamente la postura de que la orientación esté garantizada por los profesores, previa una preparación especializada y proponen dos grandes áreas de intervención: el conocimiento del alumno y la información dirigida al niño y a su familia.
La orientación en el aula.
Es el maestro quien a través de un apropiado clima de optimismo, confianza y cooperación debe conseguir  una adecuada integración de la labor orientadora en la práctica diaria de la enseñanza, sin diferenciar las planificaciones curriculares  de las extracurriculares.
Los objetivos del maestro en orientación son :
1. Proporcionar a cada alumno tareas significativas acordes con sus capacidades.
2. Tener en cuenta los problemas de todos al impartir instrucciones necesarias para que cada, alumno tenga éxito en la realización de dichas tareas y obtenga satisfacción de  ellas.
3. Acentuar lo positivo, destacando lo que el alumno hace bien.
4. Descubrir las dificultades o condiciones desfavorables que pudieran obstaculizar los progresos, educativo y personal, del alumno.
5. Ayudar a corregir o erradicar dichas dificultades a través de la observación diaria de los alumnos.
6. Proporcionar oportunidades para descubrir aptitudes vocacionales y específicas y potenciar el desarrollo de la creatividad.
7. Desarrollar buenos hábitos de trabajo y aptitudes  evaluadoras y críticas.
8. Desarrollar el sentido de la responsabilidad social y relacional.
La orientación dirigida a los autores
En términos generales este modelo ha tenido éxito, en cuanto ha sido aplicado en los ciclos de la enseñanza secundaria , en aquellos países en que un grupo de alumnos  de bachillerato o de formación profesional es adscrito a un profesor con la misión fundamenta de asesoría y tutela en toda una panorámica de necesidades propias de la adolescencia.
J.J. Brunnett y J.L. Negro (1982) en Rodríguez (1995) crean en España un muy funcional modelo de proceso tutorial en grupo para desarrollar:
1. El conocimiento de sí mismo y las relaciones interpersonales afectivas, y
2. La optimización de la organización de las técnicas de estudio (trazar los objetivos del grupo, organizarse para llevarlos a término y para tomar decisiones, elegir instrumentos efectivos de evaluación).
-Estrategias más recientes:
1. La orientación centrada en el alumno o no directiva por C.R. Rogers en 1951, que asimila al profesor como facilitador del aprendizaje.
2. La orientación hacia la salud e higiene mental previsora de fracaso escolar  W. Glasse, 1965 en Rodríguez (1995), en la que ha de intervenir forzosamente escuela y sociedad y en la que el profesor es un auxiliar para la resolución de problemas instructivos.
3. La orientación como mecanismo potenciador de las relaciones humanas, R. Carkhulf, 1969, 1977, en Rodríguez (1995), configurado de las condiciones para un desarrollo emotivo y personal óptimos basándose en las teorías de la comunicación, en la exploración de sí  mismo y en la facilitación del crecimiento personal.
4. La inclusión de la teoría de la jerarquía de valores que evitando posturas de adoctrinamiento o prescriptivas, desarrollar en cada individuo habilidades funcionales para su personal toma de decisiones dentro de una perspectiva de desarrollo moral  y ético. M. Bartolomé et al., 1979 en Rodríguez (1995).
5. La tendencia a adoptar el concepto de la orientación es una forma más de instrucción, por lo que el desarrollo curricular hace precisa una estrecha cooperación entre profesores, y hace que estos progresivamente devengan facilitadores del currículum. De ahí que los objetivos de la orientación deban caminar paralelos a una formación de orientadores en la metodología didáctica y en los planteamientos de las políticas educativas dentro del aula.
La formación y la orientación en la transición a la vida adulta
-Enmarque teórico del problema de la transición al mundo adulto en los años noventa.
La orientación profesional debe replantear sus funciones y protagonismo desde una perspectiva más compleja, relacionada, además, con las nuevas tendencias de la educación para la carrera o para la vida profesional futura. Este replanteamiento exige tener presentes, las siguientes premisas:
1. La orientación actual debe ser no solo un proceso por el que se ayuda al joven a transitar, sino el conjunto de programas que ayuden a los individuos de toda edad y circunstancia a vivir  vidas más eficientes y provechosas y a desarrollar sus funciones de ciudadanía.
2. La orientación ha de dejar de ser un servicio que se presta en momentos de crisis para devenir un programa comprehensivo hasta la adultez, basándose en las necesidades no sólo personales, sino sociales. Los problemas de transición se resuelven mejor desde la intervención por programas se impone como necesaria reacción a la orientación entendida como conjunto de servicios.
3. La orientación ha pasado de estimar aptitudes e intereses de los individuos a ayudar en el desarrollo de destrezas para el propio conocimiento. Y a enseñar al orientado a planificar las relaciones interpersonales, a definir los procesos de toma de decisiones, a establecer objetivos y a planificar su propia vida profesional. De modo que el futuro trabajador pueda decidir de manera eficaz sobre su vida basándose  en elecciones ocupacionales bien sustentadas.
La formación profesional y la transición.
La  formación y la orientación para la transición  van a plantearse como objetivos preferentes: en primer lugar el desarrollo  de conocimientos, de destrezas y de aptitudes que permitan elegir una formación idónea (acorto y a mediano plazo) y un trabajo de carácter fijo o coyuntural a tenor de las necesidades evolutivas (desempleo juvenil, cotas de paro adulto, jubilaciones anticipadas, etc.), y en segundo lugar todas aquellas medidas incentiven el autoempleo y la iniciativa personal y que favorezcan la interacción escuela empresa. El componente esencia de los programas de transición es proveer al joven de una serie de herramientas para que reflexiones  con realismo sobre su papel en la ciudadanía y en la vida de adulto. La transición es un proceso no un paso, que se inicia al optar por seguir unos a otros estudios y que suele terminar con la incorporación a  la sociedad con u empleo (estable o no).
Las líneas básicas fundamentales de los programas de transición deberían estar incardinadas en ciertos principios básicos. Estos son, muy sintetizados:
1. Conviene que la orientación para la transición incluya en el curriculum escolar (según estrategias ya conocidas internacionalmente) el que se introduce materias relacionadas directamente con la profesionalidad y vocalización (módulos profesionales).
2. Los objetivos curriculares deberían adaptarse a las necesidades laborales concretas.
3. La orientación vocacional y la formación profesional deben contemplar objetivos a corto y mediano plazo, que dinamicen los vínculos escuela/empresa, escuela / comunidad local y escuela / organismos orientadores.
4. Las modificaciones curriculares deben experimentarse en proyectos piloto que contengan no solo las bases de la formación del alumnado, sino también del profesorado y directivos de los centros y de la familia y la comunidad.
5. De estos proyectos piloto deben surgir materiales  estrategias y procedimientos didácticos fáciles para el resto de centros que deseen adoptarlos, que superen la fase de información profesional y se adentren en lo que se podría determinar destrezas para la educación vital/profesional de los jones y de algunos adultos incluidos en unas transiciones más traumáticas
Desarrollo de algunos principios básicos.
 Inclusión de la orientación  en el curriculum escolar.
Los objetivos académicos que deberían alcanzarse serían –siguiendo las aportaciones de la cultura sajona y adaptándolos a nuestro contexto- los siguientes:
a) Conocer las oportunidades educativas y laborales sobre las funciones de es que existan. Conocer el mundo del trabajo desde una perspectiva general: investigar sobre las funciones de las diferentes  profesiones y oficios en el desarrollo social, etc. Iniciar la enseñanza  de cuán importante es una buena y meditada elección académica y profesional.
b)  Conocerse a sí mismo de una forma realista, deshaciendo los tópicos y los estereotipos profesionales .
c) Aprender a tomar decisiones sobre el propio futuro profesional, considerando las distintas alternativas y conocimiento previsoramente sus implicaciones.
d) Poseer conocimientos y desarrollar destrezas para solucionar los problemas de las transiciones.
2. Dinamización de los vínculos escuela /empresa.
Los programas de orientación específicamente diseñados para las transiciones deberán crear vínculos escuela/empresa, definiendo muy específicamente cuáles serán los correspondientes papeles de una y otra.

Los programas de orientación en función de las necesidades de transición.
La conveniencia de los programas de orientación comprehensivas para la transición viene justificada porque sirven como ligazón entre las formaciones profesionales y tecnológicas y el desarrollo de la madurez para el empleo.
La conexión entre orientación y políticas favorecedoras de la transición.
Cualquier planteamiento orientador  precisa a un marco de referencia político que facilite la puesta en marcha de sus fases y la correcta organización y distribución de los recursos. La orientación profesional y las formaciones profesionales para la transición deberán:
1. Descubrir e investigar que necesidades tiene un país en materia de trabajo cualificado y de producción a medio plazo.
2. Tratar de dar respuesta a las personas de toda edad y condición que soliciten programas y servicios específicos.
3. Incidir en las poblaciones económicamente más deprimidas.
4, Conseguir que la formación profesional y la formación ocupacional sean relevantes y motivadoras.
5. Conseguir el desarrollo de objetivos de igualdad de oportunidades en el contexto específico laboral de cada país.
Estas consecuciones sólo serán posibles si la orientación profesional y la formación colaboran estrechamente, desde el momento en que estas consigan llenar de contenido y de proyectos las tareas del trabajador.


Bibliografía: Rodríguez, M.L. (1995). La orientación desde la perspectiva escolar. M.L. Rodríguez, Orientación e intervención psicopedagógica (pp.53-65). Barcelona: CEAC

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