La orientación de la perspectiva escolar.
Presupuestos fundamentales
Desde una perspectiva
generalista, este tipo de orientación se centra al maestro como principal
protagonista y figura dinamizadora. El maestro genuino orientador y el
curriculum escolar el intermediario entre la labor educativa y el sujeto de la
orientación.
J.L Kelly (1914) y M
Bloomfield (1915) en Rodríguez (1995), hablaban por primera vez el concepto de
orientación educativa describir la ayuda que proporcionaba a los estudiantes
que tenían problemas de acción escolar o de la elección ante diversas alternativas
académicas.
Orientar y educar devinieran
conceptos intercambiables al converger en un objetivo en común de guía del
alumno en la vida a través de la institución.
Serie de principios
presentes en la perspectiva educativa de la orientación que sería fundamentalmente
a) La relativa sinonimia
entre orientación y educación.
b) La necesidad de contar,
desde un principio, con las aportaciones de la teoría de las relaciones humanas
y de la pedagogía y psicología diferenciales y evolutivas.
c) La simbiosis en las
acciones y programas de instrucción y los objetivos de esta en los currículos
escolares lo mismo de primaria que de secundaria.
d) La falta de creencia en
la oportunidad de un profesional altamente especializado, colocado el acento en
la labor del profesor o del tutor como más indicado para informar al alumno (I.
Gordon,1956 en Rodríguez 1995) acerca de
sí mismo y de su comunidad, para ayudarle a organizar sus experiencias vitales,
sus sentimientos de aceptación de sus relaciones interpersonales.
Modelos
más representativos de esta perspectiva.
-La orientación dentro del
sistema escolar.
Deliberadamente la postura
de que la orientación esté garantizada por los profesores, previa una
preparación especializada y proponen dos grandes áreas de intervención: el
conocimiento del alumno y la información dirigida al niño y a su familia.
La
orientación en el aula.
Es el maestro quien a través
de un apropiado clima de optimismo, confianza y cooperación debe conseguir una adecuada integración de la labor orientadora
en la práctica diaria de la enseñanza, sin diferenciar las planificaciones
curriculares de las extracurriculares.
Los objetivos del maestro en
orientación son :
1. Proporcionar a cada
alumno tareas significativas acordes con sus capacidades.
2. Tener en cuenta los
problemas de todos al impartir instrucciones necesarias para que cada, alumno
tenga éxito en la realización de dichas tareas y obtenga satisfacción de ellas.
3. Acentuar lo positivo,
destacando lo que el alumno hace bien.
4. Descubrir las
dificultades o condiciones desfavorables que pudieran obstaculizar los
progresos, educativo y personal, del alumno.
5. Ayudar a corregir o erradicar
dichas dificultades a través de la observación diaria de los alumnos.
6. Proporcionar
oportunidades para descubrir aptitudes vocacionales y específicas y potenciar
el desarrollo de la creatividad.
7. Desarrollar buenos
hábitos de trabajo y aptitudes evaluadoras
y críticas.
8. Desarrollar el sentido de
la responsabilidad social y relacional.
La
orientación dirigida a los autores
En términos generales este
modelo ha tenido éxito, en cuanto ha sido aplicado en los ciclos de la
enseñanza secundaria , en aquellos países en que un grupo de alumnos de bachillerato o de formación profesional es
adscrito a un profesor con la misión fundamenta de asesoría y tutela en toda
una panorámica de necesidades propias de la adolescencia.
J.J. Brunnett y J.L. Negro
(1982) en Rodríguez (1995) crean en España un muy funcional modelo de proceso
tutorial en grupo para desarrollar:
1. El conocimiento de sí
mismo y las relaciones interpersonales afectivas, y
2. La optimización de la
organización de las técnicas de estudio (trazar los objetivos del grupo,
organizarse para llevarlos a término y para tomar decisiones, elegir
instrumentos efectivos de evaluación).
-Estrategias más recientes:
1. La orientación centrada
en el alumno o no directiva por C.R. Rogers en 1951, que asimila al profesor
como facilitador del aprendizaje.
2. La orientación hacia la
salud e higiene mental previsora de fracaso escolar W. Glasse, 1965 en Rodríguez (1995), en la
que ha de intervenir forzosamente escuela y sociedad y en la que el profesor es
un auxiliar para la resolución de problemas instructivos.
3. La orientación como
mecanismo potenciador de las relaciones humanas, R. Carkhulf, 1969, 1977, en
Rodríguez (1995), configurado de las condiciones para un desarrollo emotivo y
personal óptimos basándose en las teorías de la comunicación, en la exploración
de sí mismo y en la facilitación del
crecimiento personal.
4. La inclusión de la teoría
de la jerarquía de valores que evitando posturas de adoctrinamiento o
prescriptivas, desarrollar en cada individuo habilidades funcionales para su
personal toma de decisiones dentro de una perspectiva de desarrollo moral y ético. M. Bartolomé et al., 1979 en
Rodríguez (1995).
5. La tendencia a adoptar el
concepto de la orientación es una forma más de instrucción, por lo que el
desarrollo curricular hace precisa una estrecha cooperación entre profesores, y
hace que estos progresivamente devengan facilitadores del currículum. De ahí
que los objetivos de la orientación deban caminar paralelos a una formación de
orientadores en la metodología didáctica y en
los planteamientos de las políticas educativas dentro del aula.
La
formación y la orientación en la transición a la vida adulta.
-Enmarque teórico del
problema de la transición al mundo adulto en los años noventa.
La orientación profesional
debe replantear sus funciones y protagonismo desde una perspectiva más
compleja, relacionada, además, con las nuevas tendencias de la educación para
la carrera o para la vida profesional futura. Este replanteamiento exige tener
presentes, las siguientes premisas:
1. La orientación actual
debe ser no solo un proceso por el que se ayuda al joven a transitar, sino el
conjunto de programas que ayuden a los individuos de toda edad y circunstancia
a vivir vidas más eficientes y
provechosas y a desarrollar sus funciones de ciudadanía.
2. La orientación ha de
dejar de ser un servicio que se presta en momentos de crisis para devenir un
programa comprehensivo hasta la adultez, basándose en las necesidades no sólo
personales, sino sociales. Los problemas de transición se resuelven mejor desde
la intervención por programas se impone como necesaria reacción a la
orientación entendida como conjunto de servicios.
3. La orientación ha pasado
de estimar aptitudes e intereses de los individuos a ayudar en el desarrollo de
destrezas para el propio conocimiento. Y a enseñar al orientado a planificar
las relaciones interpersonales, a definir los procesos de toma de decisiones, a
establecer objetivos y a planificar su propia vida profesional. De modo que el
futuro trabajador pueda decidir de manera eficaz sobre su vida basándose en elecciones ocupacionales bien sustentadas.
La
formación profesional y la transición.
La formación y la orientación para la transición
van a plantearse como objetivos
preferentes: en primer lugar el desarrollo
de conocimientos, de destrezas y de aptitudes que permitan elegir una
formación idónea (acorto y a mediano plazo) y un trabajo de carácter fijo o
coyuntural a tenor de las necesidades evolutivas (desempleo juvenil, cotas de
paro adulto, jubilaciones anticipadas, etc.), y en segundo lugar todas aquellas
medidas incentiven el autoempleo y la iniciativa personal y que favorezcan la
interacción escuela empresa. El componente esencia de los programas de
transición es proveer al joven de una serie de herramientas para que
reflexiones con realismo sobre su papel
en la ciudadanía y en la vida de adulto. La transición es un proceso no un
paso, que se inicia al optar por seguir unos a otros estudios y que suele
terminar con la incorporación a la
sociedad con u empleo (estable o no).
Las líneas básicas
fundamentales de los programas de transición deberían estar incardinadas en
ciertos principios básicos. Estos son, muy sintetizados:
1. Conviene que la
orientación para la transición incluya en el curriculum escolar (según
estrategias ya conocidas internacionalmente) el que se introduce materias
relacionadas directamente con la profesionalidad y vocalización (módulos
profesionales).
2. Los objetivos curriculares
deberían adaptarse a las necesidades laborales concretas.
3. La orientación vocacional
y la formación profesional deben contemplar objetivos a corto y mediano plazo,
que dinamicen los vínculos escuela/empresa, escuela / comunidad local y escuela
/ organismos orientadores.
4. Las modificaciones
curriculares deben experimentarse en proyectos piloto que contengan no solo las
bases de la formación del alumnado, sino también del profesorado y directivos
de los centros y de la familia y la comunidad.
5. De estos proyectos piloto
deben surgir materiales estrategias y
procedimientos didácticos fáciles para el resto de centros que deseen
adoptarlos, que superen la fase de información profesional y se adentren en lo
que se podría determinar destrezas para la educación vital/profesional de los
jones y de algunos adultos incluidos en unas transiciones más traumáticas
Desarrollo
de algunos principios básicos.
Inclusión de la orientación en
el curriculum escolar.
Los objetivos académicos que
deberían alcanzarse serían –siguiendo las aportaciones de la cultura sajona y
adaptándolos a nuestro contexto- los siguientes:
a) Conocer las oportunidades
educativas y laborales sobre las funciones de es que existan. Conocer el mundo
del trabajo desde una perspectiva general: investigar sobre las funciones de
las diferentes profesiones y oficios en
el desarrollo social, etc. Iniciar la enseñanza
de cuán importante es una buena y meditada elección académica y profesional.
b) Conocerse a sí mismo de una forma realista, deshaciendo
los tópicos y los estereotipos profesionales .
c) Aprender a tomar
decisiones sobre el propio futuro profesional, considerando las distintas
alternativas y conocimiento previsoramente sus implicaciones.
d) Poseer conocimientos y
desarrollar destrezas para solucionar los problemas de las transiciones.
2. Dinamización de los
vínculos escuela /empresa.
Los programas de orientación
específicamente diseñados para las transiciones deberán crear vínculos escuela/empresa,
definiendo muy específicamente cuáles serán los correspondientes papeles de una
y otra.
Los
programas de orientación en función de las necesidades de transición.
La conveniencia de los
programas de orientación comprehensivas para la transición viene justificada
porque sirven como ligazón entre las formaciones profesionales y tecnológicas y
el desarrollo de la madurez para el empleo.
La
conexión entre orientación y políticas favorecedoras de la transición.
Cualquier planteamiento
orientador precisa a un marco de
referencia político que facilite la puesta en marcha de sus fases y la correcta
organización y distribución de los recursos. La orientación profesional y las
formaciones profesionales para la transición deberán:
1. Descubrir e investigar
que necesidades tiene un país en materia de trabajo cualificado y de producción
a medio plazo.
2. Tratar de dar respuesta a
las personas de toda edad y condición que soliciten programas y servicios
específicos.
3. Incidir en las
poblaciones económicamente más deprimidas.
4, Conseguir que la
formación profesional y la formación ocupacional sean relevantes y motivadoras.
5. Conseguir el desarrollo
de objetivos de igualdad de oportunidades en el contexto específico laboral de
cada país.
Estas consecuciones sólo
serán posibles si la orientación profesional y la formación colaboran
estrechamente, desde el momento en que estas consigan llenar de contenido y de
proyectos las tareas del trabajador.
Bibliografía: Rodríguez, M.L. (1995). La orientación desde
la perspectiva escolar. M.L. Rodríguez, Orientación e intervención
psicopedagógica (pp.53-65). Barcelona: CEAC
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